terça-feira, 1 de fevereiro de 2011

       Crisis de pánico, zapping del cerebro. Los ruidos de los autos se convierten en réquiem, sigo caminando rápido para no escucharla pero cualquier sonido hasta el silencio se convierte en la banda sonora de una enfermedad por así decirlo . El relojito se pone alterado y de pronto pensas que va a parar, hasta que te gustaría que pare pero sin dolor, los paparazzi imaginarios no paran de sacarte fotos de cada respiración por eso tu vista ve flashes estroboscópicos,  no paran pero no los ves ahí con sus cámaras , ni ves la alfombra roja, tan solo porque no existe sangre. Pero la alfombra se confunde con tapete y se cree que por debajo está el abismo, aunque puede ser larga y no saber si continúa en linea recta vertical o rumbo al zenit.




Tick-tack tick-tack tick-tack... el final , el final , el pensamiento despojado en un soldadito de plomo y como todo juguete no tiene armas de verdad para defenderse y no se mueve por su propia voluntad al igual que todos y todo.



Existen otros portales del placer además de las drogas , además del ano, además de la boca pero siempre una voz aparece entre los obsoletos rincones diciendo que lo puedes escupirlo cagando vomitando , escupiendo , meditando.En contra de las pastillas, el camino menos empedrado. Y para qué hacerlo ,tapar con un bonito cuadro pintado las despavoridas arrugas de la retardadez mientras esta gira sobre si misma. El apocalipsis,   extraterrestres jugando al videogame con la mente, los espíritus que caminan por las calles, la macumba, Norman Bates gritándole a su madre y la locura, la locura. Hasta uno darse cuenta que los paparazzi , y el resto del mundo jodiéndote no es más ni menos que el resto de tu mundo , pero esta vez en tu cerebro que da flashes rápidos y fulminantes, taladros, licuadoras, motores de coches, viejas discutiendo, se pelean entre tu sien e intentan salir de esa caja de huesos. Y después, por fin apareció, el primer suspiro, el primer suspiro sin interrupción. Cuando los ojos pueden comprender con un poco más de apacible realidad ahí ves en las esquinas de los bares a esos viejos con lentes manchados de grasa mirándote con cara de adoquín gruñando por que el pasado era mejor o por que era peor y por fin ahí encontras el primer ladrillo de una pared, ves que no sos el único que ve desplomado el aire sucio de la ciudad y por fin encontrás un parcero con quien mirar mal  a todos aunque vos no lo hagas , sentís ganas de abrazarlo por ser muy amargado o más que vos , sabes que nos sos el único que esta jodido y recapacitas con un segundo suspiro por haber encontrado tu segundo ladrillo de tu pared que está en el blister y que en el dorso de la caja dice clonazepam.  La marea bajo

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